jueves, 29 de julio de 2021

lunes, 26 de julio de 2021

LA FE Y EL AMOR


 

LA CARRERA DE LA VIDA

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”.                                                                                            (Hebreos 12:1-2)

Aunque no lo veamos así, estamos en una carrera con tribunas llenas. Ángeles nos miran con gran entusiasmo, y a la vez contemplan el rostro de Dios a cada paso que damos.

El ganador no será el primero que llegue, pues muchos salieron del partidor antes que nosotros. La entrega de premios tendrá que ver con los que finalmente llegaron y en las condiciones en que arribaron.

El peso de cada corredor será fundamental, y cada cierto tiempo tendremos que pasar por el escrutinio escrupuloso de la báscula de Dios.

En esta figura de la carrera podemos entender mucho mejor a un Dios que observa lo que llevamos a cuestas, no porque desee señalarnos, sino porque anhela que alcancemos la victoria.

Dos tipos de carga son las que se nos ordena dejar: Todo peso que nos impida avanzar, y el pecado que nos debilita por dentro.

Al igual que en las competiciones atléticas, el peso del corredor y una correcta nutrición serán determinantes para llegar a la meta.

El peso innecesario tiene que ver con las culpas, complejos, malos recuerdos y limitaciones paralizantes, que aplastan nuestras ansias de correr libres, a nuestro máximo potencial.

El pecado es la ingesta de sustancias nocivas que, muy agradables por fuera, terminan debilitándonos al interior y alejándonos de aquel Dios que nos impulsa a ganar.

El peso tendrá que ser traído al altar de Dios, y el pecado tendrá que ser confesado. Este procedimiento no es únicamente al inicio, sino durante toda la carrera.

Si observas que estás perdiendo velocidad y una clara visión de la meta, es un buen momento para que te detengas, pues esta carrera se lleva adelante con paciencia.

Analiza el peso inútil que cargas, la pérdida de energía en lo que solo desgasta, y el orgullo que no te deja escuchar el consejo. Con respecto al pecado, no lo dejes germinar en tu vida. Todos nos equivocamos, pero será determinante confesar el error a tiempo.

Solo así podremos correr ligeros, purificados nuestros corazones, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.

“Los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

ORACIÓN: Padre, nos acercamos a ti y te entregamos todo peso personal que no nos deja avanzar. Confesamos que somos pecadores necesitados de tu auxilio para seguir adelante. Amén.

PENSAMIENTO: Estamos en una carrera en medio de testigos. No solo se trata de llegar a la meta, sino de cruzarla con la complacencia de Dios.

JAIME ECHEVARRÍA

jueves, 22 de julio de 2021

miércoles, 21 de julio de 2021

martes, 20 de julio de 2021

lunes, 19 de julio de 2021

AFLICCIÓN

Algunas personas piensan que seguir a Jesús producirá la desaparición de todos sus problemas. Esto es peligrosamente inexacto, y puede generar decepciones o falsas expectativas.

Más bien, nuestro Salvador fue totalmente sincero al declarar: “Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero confíen, yo he vencido al mundo”.

Sin lugar a dudas, Jesús nos estaba advirtiendo que todo seguidor suyo experimentaría pruebas, momentos no gratos, y pesares, como le sucede a todo el mundo.

La gran diferencia radicaba en que Él nos acompañaría personalmente a enfrentar todos estos avatares, irradiando su paz en nuestros corazones, y otorgándonos su victoria en medio de nuestras aflicciones.

“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú, Señor, estarás conmigo”.

ORACIÓN: Padre, prepáranos para esos momentos difíciles de la vida, donde necesitaremos toda esa fe y fortaleza que vamos recibiendo de ti en los tiempos de paz. Que tu gracia nos acompañe. Amén.

PENSAMIENTO: En medio de la aflicción aprendemos a confiar más en Dios. En medio de la paz recordamos con gratitud que Él estuvo allí y estará por siempre.

JAIME ECHEVARRÍA

jueves, 15 de julio de 2021

miércoles, 14 de julio de 2021

lunes, 12 de julio de 2021

ESPERAR EN DIOS

“Tú, pues, vuélvete a Dios; practica la misericordia y la justicia, y espera siempre en tu Dios”.                                                                                                                          Oseas 12:6

Vivimos los sagrados tiempos de la inmediatez. Hoy en día la eficacia de un buen servicio se mide por el menor tiempo de entrega. La sociedad se está acostumbrando a apretar un botón para aliviar la ansiedad y los anhelos del corazón.

Por eso es que cada vez nos cuesta más esperar en Dios. A Él no le podemos exigir que nuestro pedido llegue ya, y no hay otra instancia superior a dónde elevar nuestro reclamo como consumidor.

A efectos de analizar mejor el versículo de Oseas, invertiremos el orden por motivos didácticos.

Hay una diferencia entre “esperar en Dios” y “esperar a Dios”. Esperar “en” Dios implica no moverme del círculo de su voluntad, mientras ejecuto acciones que demuestren que esa será la actitud de mi corazón.

Por otro lado, esperar “a” Dios puede parecer espiritual, pero denota una inacción hasta que Él haga algo por mí. Esta posición podría llevarnos al abandono y hasta al resentimiento si Dios no cumple nuestros requerimientos.

Si hasta aquí has decidido “esperar en Dios”, ya podríamos preguntarnos: ¿Cuáles son las acciones que demostrarán que esa será mi actitud constante?

El versículo nos responde: Practica la misericordia y la justicia. Una persona que espera en Dios sabe que descansa en la gracia divina. La respuesta que tanto espera será un regalo inmerecido, un acto de misericordia.

Por eso verá a los demás de una manera diferente. Quien espera en Dios sabe lo que es tener una necesidad y puede ver también a los demás con ojos de misericordia.

“Con el misericordioso, Dios se mostrará misericordioso, y recto para con el hombre íntegro”.

Esto nos lleva casi al final del camino. ¿Te imaginas a alguien esperando en Dios y siendo injusto con los demás? ¿Podría alguien pedirle algo a Dios mientras despoja de honor a su prójimo o realiza actos indebidos?

Es por eso que la misericordia y la justicia son la prueba irrefutable de que una persona espera en Dios.

Vuélvete a Dios, gira hacia Él. Deja de angustiarte en tus necesidades, y espera en Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.

ORACIÓN: Padre, enséñanos a esperar en ti, a no movernos del círculo de tu voluntad, mientras practicamos misericordia y justicia con los demás. Amén.

PENSAMIENTO: Esperamos en Dios. Jamás será una pérdida de tiempo. Siempre será el mejor camino que podamos escoger.

JAIME ECHEVARRÍA

jueves, 8 de julio de 2021

miércoles, 7 de julio de 2021

ESPERANDO EN DIOS

 


Entonces Abraham esperó con paciencia y recibió lo que Dios le había prometido.

Hebreos 6: 15

La paciencia es una virtud que muy pocos pueden decir que practican, constantemente nos fastidiamos cuando las cosas no salen como lo planeamos o cuando tenemos que esperar más de lo que deseamos. Pero en la Biblia vemos muchos ejemplos de personajes a los que Dios les probo la paciencia y a pesar de las fuertes pruebas que tuvieron que pasar, salieron airosos tomados de la mano de su Creador.

A Abraham se le conoce como el Padre de la fe, Dios lo llamo a ir a una tierra que no conocía, y la revelación de lo que haría con él fue de a pocos, este lo entendió y obedeció. El camino no fue fácil se vio envuelto en varios predicamentos que probaron su fe, pero también la hicieron más fuerte.

Dios le prometió a Abraham que tendría un hijo a pesar de que él y su esposa eran ancianos, la primera mención de la promesa fue cuando Abraham tenía alrededor de 80 años, sin embargo, el tiempo pasaba y Dios parecía haber olvidado su promesa, pero Abraham nunca dejo de creer en Dios y a pesar de lo que sucedió con Agar y en algún punto dudar, sabía que se cumpliría lo prometido.

Pasaron casi 20 años y por fin Abraham pudo regocijarse de la promesa cumplida.  No creo equivocarme cuando digo que muchos de nosotros hubiéramos tirado la toalla o renegado de Dios, 20 años son toda una vida, sin embargo, este hombre de gran fe, pacientemente espero.

Cuantas veces hemos renegado con Dios cuando nos hace esperar o cuando las cosas no salen como planeamos o queremos, deberíamos de aprender de Abraham y saber que todo en el tiempo de Dios es mejor, y si dudamos poner esas dudas delante de Dios y pedirle que nos ayude y enseñe a esperar en El.

Oración: Dios ayúdanos a entender que todo en tu tiempo es lo mejor y a saber esperar en Ti.

Pensamiento: ¿Alguno de nosotros ha esperado tanto como Abraham para el cumplimiento de alguna promesa que Dios le hizo?


Luigi Zelote

 

 


martes, 6 de julio de 2021

lunes, 5 de julio de 2021

BONDADOSO, TOLERANTE Y PACIENTE

¿No te das cuenta de lo bondadoso, tolerante y paciente que es Dios contigo? ¿Acaso eso no significa nada para ti? ¿No ves que la bondad de Dios es para guiarte a que te arrepientas y abandones tu pecado?                                                                                              Romanos 2:4

El sello más incomprensible del carácter de Dios es su paciencia ilimitada. ¿Cómo es posible que el Todopoderoso tenga que esperar? ¿Acaso no tiene los recursos para desechar y desaparecer todo aquello que se opone a sus planes?

Solo podemos entender su inmensa paciencia al verla ligada a su bondad. Dios es infinita e intrínsecamente bueno. Su carácter benigno no solo se plasma en actos externos que nos conmueven, sino que Él mismo, en su propia esencia, irradia una bondad inagotable, inextinguible.

Su bondad asociada a su paciencia hace que nos ame de una manera inexplicable. Él es el Dios de las nuevas oportunidades.

Por eso cuando nos ponemos en lugar de Dios, juzgando a los demás o a nosotros mismos, nos parece imposible soportar el desaire, la indiferencia y el rechazo a un amor tan grande.

El último factor por conjugar es su inacabable tolerancia. Es esa capacidad divina para respetar la voluntad, perdonar la ofensa y disciplinar para formar. Dios nos permitirá aun equivocarnos, pero sus puertas de reconciliación siempre permanecerán abiertas. No obstante, las consecuencias correrán por nuestra cuenta.

Su bondad, tolerancia y paciencia nos permiten amanecer cada día con vida. Jamás dudemos de su amor, jamás dudemos de su perdón. Dejemos de abusar del inmenso privilegio de haberle conocido y volvamos a Él sin ninguna excusa, tal como lo hicimos la primera vez.

“Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es su fidelidad”.

ORACIÓN: Padre, elegimos una vez más vivir rodeados de tu bondad, tolerancia y paciencia. Es el mejor lugar para nosotros. Amén.

PENSAMIENTO: La paciencia de Dios se grafica en el tiempo. Él puede esperarnos mucho, pero cada minuto sin Dios podría afectar nuestra propia eternidad.

JAIME ECHEVARRÍA
 

domingo, 4 de julio de 2021

¡RESISTE POLICARPO!

"Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución".

2 Timoteo 3.12

Año 166 DC. el viejo Policarpo entró a la arena del circo romano, custodiado por soldados armados hasta los dientes. Las graderías abarrotadas demandaban sangre, exactamente sangre cristiana. El grito era canibalesco e infernal. Si una voz se oyó desde el cielo en el bautismo de Jesús, la misma voz se oyó también para el veterano hombre de Dios: "Policarpo, sé fuerte, pórtate como hombre". Pese al ruido oriental, muchos oyeron hablar a Dios. Era un recordatorio y a la vez, un aviso para todos. Para los empecinados y sordos se trató apenas de un trueno. Para ellos, no, no fue nada. Fue cualquier cosa.

Una vez dentro de la arena, los soldados trajeron delante del procónsul romano al indomable Policarpom, transpirando valor. El viejo era conocido como pastor de la iglesia de Esmirna (Turquía) y el último eslabón perdido hacia los doce discípulos de Jesús. Como discípulo del apóstol Juan, era un latente peligro y había que matarlo como a un perro. La azotada verbal llegó desde el lado del procónsul. Su libertad pasaba por negar a Jesús: "Toma el juramento del César, maldice a Cristo y te dejo libre". Policarpo puso oídos sordos y respondió como un león más grande que Aslan: "Ochenta y seis años le he servido a Jesús, Él nunca me hizo nada malo, ¿cómo puedo blasfemar en contra de mi Rey, en contra del que me ha salvado?". El cacharro del procónsul hirvió de ira. Lo amenazó tantas veces y trató de meterle miedo apuntándole con el dedo: "Tengo a las bestias salvajes listas, si no haces lo que digo te lanzo a las fieras". Policarpo inmutable, invulnerable le respondió inconmovible: "Que vengan las fieras, mi propósito y mi conciencia no pueden cambiar".

El procónsul contragolpeó: "Si las fieras no te dan miedo, entonces, te quemaré vivo". El viejo mártir estaba absorvido en la paz que sobrepasa todo entendimiento: "Me amenazas con un fuego que durará una hora y pronto se apagará, pero ignoras el fuego del juicio venidero de Dios, en el que serán atormentados eternamente los impíos. ¿Por qué te tardas? Trae a las bestias, o trae el fuego, lo que tú escojas; no vas a lograr que niegue a Cristo, mi Señor y Salvador". Hecho un demonio, el procónsul envió a su heraldo a que proclamase en el coliseo: "Policarpo ha confesado ser cristiano". Al escucharlo, la turba se enardeció. Pedían sangre, fuego y muerte para el hombre. En medio de la arena levantaron una temible hoguera. Intentaron sujetarlo al poste, pero no fue necesario: "Déjenme como estoy, el que me da fortaleza para soportar el fuego, me permitirá permanecer quieto en la hoguera". Sus verdugos estaban perplejos, su valor y fe eran invencibles. Los cobardes huyen, los valientes se quedan, porque valor es amar la Verdad más que la vida.

Con sus manos atadas, Policarpo levantó su voz al cielo: "Padre, gracias por haberme llamado para esta hora y este lugar, gracias por tenerme por digno de recibir un lugar entre el número de tus santos mártires. Amén". Tras su plegaria, su arrugado cuerpo ardió en fuego completamente. El coliseo entero se sobaba los ojos incrédulo ante tal “espectáculo”. Policarpo ardía como zarza humana pero no se consumía. Sólo en momentos así, la fe reluce como oro fino y despide según la historia un olor eterno. Sin embargo, un verdugo sin nombre de un certero golpe en la espalda acabó con su vida.

¿Dicen que cristianismo "radical" es lo que vemos hoy? ¡Para nada! ¿Radical porque usan un polo cristiano o tatuajes? ¿Radicales son los jóvenes por hacer de una reunión juvenil un show? Los tatuajes, los pines, las poleras, los cidis, las redes sociales y los souvenirs no dicen nada. Son lata. Son parafernalia, son pinta más que convicción. Radical es Policarpo. Radical es aquella fe que con paciencia soporta con paciencia, dispuesta a darlo todo por su Señor, no en los Premios Oscar, no en los Grammy, ni en las reuniones de masas sino en el lugar donde confesar a Jesús como Señor, cuesta la cabeza y la vida. Son en aquellos momentos donde la paciencia inexplicable de los santos cobra vida y eternidad.

Oración: Ayúdanos a soportar con paciencia todo lo que Tú has determinando para nuestras vidas, poniendo siempre fija nuestra mirado en lo eternal y no en lo temporal.

Pensamiento: Paciencia no es resignación, es convicción.

ZETTA OK 


jueves, 1 de julio de 2021