domingo, 4 de julio de 2021

¡RESISTE POLICARPO!

"Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución".

2 Timoteo 3.12

Año 166 DC. el viejo Policarpo entró a la arena del circo romano, custodiado por soldados armados hasta los dientes. Las graderías abarrotadas demandaban sangre, exactamente sangre cristiana. El grito era canibalesco e infernal. Si una voz se oyó desde el cielo en el bautismo de Jesús, la misma voz se oyó también para el veterano hombre de Dios: "Policarpo, sé fuerte, pórtate como hombre". Pese al ruido oriental, muchos oyeron hablar a Dios. Era un recordatorio y a la vez, un aviso para todos. Para los empecinados y sordos se trató apenas de un trueno. Para ellos, no, no fue nada. Fue cualquier cosa.

Una vez dentro de la arena, los soldados trajeron delante del procónsul romano al indomable Policarpom, transpirando valor. El viejo era conocido como pastor de la iglesia de Esmirna (Turquía) y el último eslabón perdido hacia los doce discípulos de Jesús. Como discípulo del apóstol Juan, era un latente peligro y había que matarlo como a un perro. La azotada verbal llegó desde el lado del procónsul. Su libertad pasaba por negar a Jesús: "Toma el juramento del César, maldice a Cristo y te dejo libre". Policarpo puso oídos sordos y respondió como un león más grande que Aslan: "Ochenta y seis años le he servido a Jesús, Él nunca me hizo nada malo, ¿cómo puedo blasfemar en contra de mi Rey, en contra del que me ha salvado?". El cacharro del procónsul hirvió de ira. Lo amenazó tantas veces y trató de meterle miedo apuntándole con el dedo: "Tengo a las bestias salvajes listas, si no haces lo que digo te lanzo a las fieras". Policarpo inmutable, invulnerable le respondió inconmovible: "Que vengan las fieras, mi propósito y mi conciencia no pueden cambiar".

El procónsul contragolpeó: "Si las fieras no te dan miedo, entonces, te quemaré vivo". El viejo mártir estaba absorvido en la paz que sobrepasa todo entendimiento: "Me amenazas con un fuego que durará una hora y pronto se apagará, pero ignoras el fuego del juicio venidero de Dios, en el que serán atormentados eternamente los impíos. ¿Por qué te tardas? Trae a las bestias, o trae el fuego, lo que tú escojas; no vas a lograr que niegue a Cristo, mi Señor y Salvador". Hecho un demonio, el procónsul envió a su heraldo a que proclamase en el coliseo: "Policarpo ha confesado ser cristiano". Al escucharlo, la turba se enardeció. Pedían sangre, fuego y muerte para el hombre. En medio de la arena levantaron una temible hoguera. Intentaron sujetarlo al poste, pero no fue necesario: "Déjenme como estoy, el que me da fortaleza para soportar el fuego, me permitirá permanecer quieto en la hoguera". Sus verdugos estaban perplejos, su valor y fe eran invencibles. Los cobardes huyen, los valientes se quedan, porque valor es amar la Verdad más que la vida.

Con sus manos atadas, Policarpo levantó su voz al cielo: "Padre, gracias por haberme llamado para esta hora y este lugar, gracias por tenerme por digno de recibir un lugar entre el número de tus santos mártires. Amén". Tras su plegaria, su arrugado cuerpo ardió en fuego completamente. El coliseo entero se sobaba los ojos incrédulo ante tal “espectáculo”. Policarpo ardía como zarza humana pero no se consumía. Sólo en momentos así, la fe reluce como oro fino y despide según la historia un olor eterno. Sin embargo, un verdugo sin nombre de un certero golpe en la espalda acabó con su vida.

¿Dicen que cristianismo "radical" es lo que vemos hoy? ¡Para nada! ¿Radical porque usan un polo cristiano o tatuajes? ¿Radicales son los jóvenes por hacer de una reunión juvenil un show? Los tatuajes, los pines, las poleras, los cidis, las redes sociales y los souvenirs no dicen nada. Son lata. Son parafernalia, son pinta más que convicción. Radical es Policarpo. Radical es aquella fe que con paciencia soporta con paciencia, dispuesta a darlo todo por su Señor, no en los Premios Oscar, no en los Grammy, ni en las reuniones de masas sino en el lugar donde confesar a Jesús como Señor, cuesta la cabeza y la vida. Son en aquellos momentos donde la paciencia inexplicable de los santos cobra vida y eternidad.

Oración: Ayúdanos a soportar con paciencia todo lo que Tú has determinando para nuestras vidas, poniendo siempre fija nuestra mirado en lo eternal y no en lo temporal.

Pensamiento: Paciencia no es resignación, es convicción.

ZETTA OK 


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