sábado, 10 de abril de 2021

LA MUERTE CONTINUA

 "De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto".

Juan 12:24

La vida de Jesús tenía como consigna la muerte. Nació para morir. Humanamente suena cruel, pero ese era su destino y Él había asumido desde lo más profundo de su ser tal objetivo divino. Pensamos que el Señor esperaba tranquilamente la hora de su muerte cuando el reloj del cielo marcara el minuto y el segundo exacto, pero no es así. Su vida fue un continuo morir. El Dios hecho Hombre, un Ser Humano de carne y hueso, debía prepararse diariamente para su día final. Como dijo Gregorio Nacianceno, uno de los padres de la iglesia, "aquello que Cristo no asumiera, Él no podría salvarlo". Así, aquello a que Él no podría negarse, tampoco Él podría exigirnos.

La alimentación de los cinco mil nos muestra ese camino de muerte elegido deliberadamente a que Él se sometió. El Evangelio de Juan lo narra así: "Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. 13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. 14 Aquellos hombres entonces, viendo la señal que Jesús había hecho, dijeron: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo. 15 Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey," (Juan 6:12-15). Es contundente la afirmación bíblica de que Jesús fue tentado en todo. Pensemos un momento en la humanidad del Señor ante una propuesta de tal envergadura: convertirse en el Rey de aquella multitud que tenía la barriga llena y el corazón contento. En sus cavilaciones, el Maestro pudo cuestionarse: ¿Por qué no ser su rey? David y Salomón lo habían sido, y ellos no eran más que Él. Ese era un buen argumento a su favor. La propuesta era tentadora. ¿Quién no quiere oler a multitud? Es muy humano desearlo pero es muy peligroso aceptarlo.

Líneas seguidas Juan describe la auto negación tácita del Señor: "Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte Él solo" (Juan 6:15). ¡Qué reacción tan sobria! ¡Qué lucidez para desmarcarse de aquello para lo cual no fue enviado! ¡Qué forma de morir así mismo! Jesús sabía de memoria que "si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto" (Juan 12:24). El verdadero fruto no proviene de cuánto más hacemos sino de cuánto más nos negamos a nosotros mismos. ¿Estás muriendo a ti mismo? ¡Deberías! No hay otra forma de prepararte para el día supremo de tu llamado.

Oración: Señor, ayúdanos a entender que sin negarnos a nosotros no hay posibilidad de cumplir con el llamado que nos has encargado.

Pensamiento: El verdadero fruto no proviene de cuánto más hacemos sino de cuánto más nos negamos a nosotros mismos.

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