“Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar
que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Siéntense aquí, entre tanto
que voy allí y oro. Y tomando a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a
entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma
está muy triste, hasta la muerte; quédense aquí, y velen conmigo” Mateo 26:36-38
Aquí encontramos a Jesús afligido en
el Monte Getsemaní. La palabra “Getsemaní” significa “Prensa de aceite”, y nos
recuerda el lugar donde se comprimía el olivo para que destile su preciado
óleo.
El aceite de olivo servía como
combustible para las lámparas, como medicamento, como jabón de aseo personal,
como elemento para la unción de reyes y sacerdotes, y como ingrediente en la
elaboración de alimentos.
Allí, en el Monte Getsemaní, Jesús
confirmó su decisión de ser “comprimido como el olivo” en la cruz del calvario.
Hoy en día, su precioso aceite, el
Espíritu Santo, llena nuestras lámparas, nos sana de toda dolencia, limpia
nuestras vidas, nos unge para servirle, y nos alimenta con su Palabra.
ORACIÓN: Padre, enséñanos a valorar
el sacrificio de Jesús y los beneficios que hemos recibido, gracias a la
decisión que confirmó en el Monte Getsemaní. Amén.
PENSAMIENTO: La decisión de Jesús
implicó entregar su propia vida para que nosotros podamos gozar de una vida
abundante. Vivir de espaldas a esto es menospreciar su sacrificio y equivale a
pisotear su preciosa sangre.
JAIME ECHEVARRÍA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario