“No ruego que los quites del mundo,
sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo”. Juan 17:15-16
Unas horas antes de ser arrestado y
llevado a la cruz, Jesús oró por sus discípulos de esta manera tan singular.
Para Él, sus discípulos de entonces,
y sus discípulos de hoy, debían de estar insertados en la sociedad. Jesús jamás
nos ordenó a estar aislados, ni mucho menos a ser indiferentes a lo que sucede
en nuestra comunidad.
Un discípulo de Jesús debe estar en
medio de la gente, ser responsable en su círculo de estudios, compartir en el
trabajo con honestidad, estar informado de lo que sucede en su país y en el
mundo.
Solo entonces, podremos
identificarnos con los demás, celebrar sus éxitos, ayudarles en sus dudas y
acompañarles en los momentos de dolor.
“Hagan brillar su luz delante de
todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre
que está en el cielo”.
ORACIÓN: Padre, permítenos estar
donde Cristo está, y acercarnos con genuino interés a las personas de nuestra
comunidad. Amén.
PENSAMIENTO: El mundo está hastiado
de los “expositores sordos”. Cuando aparezca alguien que los escuche y
entienda, entonces le abrirán su corazón.
JAIME ECHEVARRÍA
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