Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Filipenses 2:5-8
Pero nadie conocía Su ambición secreta
La cual fue dar su vida.
En el devocional anterior vimos lo que nuestro amado Señor sufrió en la cruz por nosotros en el aspecto físico, hoy queríamos ver y tratar de entender lo que paso en el ámbito espiritual.
Porque en realidad nunca podremos
comprender cuan doloroso fue para Jesús separarse de su Padre, eso se evidencia
en sus palabras “Padre porque me has abandonado” (en el idioma original esta
palabra puede traducirse como abandonar, olvidar, dejar sin ayuda, dejar atrás).
Y es que, al ser Dios Santo, no puede soportar el pecado y Jesús literalmente
cargo el peso de todos los pecados sobre sus hombros y por ende se separó de su
Padre en cumplimiento y obediencia al plan de redención que ya había sido
determinado como medio de salvación por la caída del hombre.
Era el único camino, no
había otra manera de liberar al hombre de su pecado, la ley solo servía para hacerle
ver al hombre su incapacidad de acercarse a Dios, los sacrificios eran
temporales, se requería de un sacrificio perfecto de una vez y por siempre, y
eso lo entendió Jesús y se ofreció como cordero al matadero, por amor, como
dice Isaías 53.
La ira de Dios por el
pecado se derramo sobre su amado hijo, todo por amor a nosotros, pecadores
miserables, perdidos a nuestra suerte, pero salvos por su bendita e inmerecida
gracia, una sentencia a muerte segura, y el pago de una deuda que jamás
hubiésemos podido pagar por nuestra cuenta. Gracias Dios.
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo
pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Oración: Dios, Tu plan fue
perfecto, gracias por acercarnos a tus pies y hacernos aceptos al amado,
gracias por tu bendita e inmerecida gracia.
Pensamiento: Nunca podremos entender todo lo que sufrió Jesús en la cruz por nosotros, pero entendamos que fue por amor.
Luigi Zelote
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