Josué 2:12
"Os ruego pues, ahora, que me juréis por Jehová, que como he hecho misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mi padre, de lo cual me daréis una señal segura".
La insondabilidad de Dios siempre será abrumante. Cinco mujeres aparecen en la historia de Dios (llámese genealogía de Jesús) en el capítulo 1 de Mateo. Y cada una de ellas tiene una historia que contarnos. Empecemos con la primera... ella es Tamar, una mujer que supo lo que era sufrir. Vio morir a sus dos esposos, ambos hijos del patriarca Judá, a quienes Dios quitó la vida por sus malvados corazones. Tras un ardid, Tamar logró tener un hijo con su suegro Judá. Por increíble que parezca, Fares su hijo, forma parte de la genealogía de Jesús.
La segunda en la lista es Rahab, la ramera de Jericó. Sorprendentemente ocupa un lugar en la historia y en la larga lista de los hombres de fe que se menciona en Hebreos 11. Ni siquiera el incólume Josué, pudo llegar a tanto. Al esconder a los espías hebreos, mostró el temple de su fe y fue salvada junto a su familia cuando su ciudad fue despiadadamente destruida. La siguiente, la tercera de las mujeres es Rut, la célebre moabita. Una mujer ejemplar por donde se le mire. Dejó su tierra por ser fiel a su suegra Noemí. Tras pasar por circunstancias dolorosas, terminó casándose con Booz, un hombre piadoso y así terminó siendo parte del pueblo de Dios.
La cuarta en la lista es Betsabé, la mujer de Urías y madre de Salomón. Tan bella como necia. Gustaba mostrarse en los ríos (hoy sería en las redes). Su premeditada desnudez turbó al rey David, quien por poseerla perdió los estribos y dio órdenes para asesinar a Urías, su soldado fiel y valiente. Y la quinta, la última pero la más bienaventurada de todas las mujeres en la historia humana, es María de Nazaret procedente de una pequeña ciudad de Galilea. Grande en su llamado pero la más modesta y sencilla en admitirlo. Nada más y nada menos que el Salvador del mundo nació de ella.
Un dato más para las estadísticas santas, en la genealogía de Jesús hay implícitas 42 mujeres, pero apenas se mencionan a cinco. Si somos más selectivos diremos que tres de ellas eran gentiles o paganas, de hecho muy sufridas. Y si escarbamos un poquito más sabremos que una de ellas era prostituta de oficio y la otra prostituta de ocasión. ¡Qué mujeres! Cualquier rey las hubiera despreciado en el acto y menos las hubiera escogido para formar parte de su linaje. Pero la misericordia de Dios es insondable al punto que desconoce y rechaza cualquier atisbo de machismo o cualquier forma de desprecio tan por ser mujer. La historia familiar de Dios alberga a cinco mujeres y con seguridad todas ellas levantan el rostro en alto no por ellas mismas, sino por sentirse vindicadas por la gracia de Dios.
ORACIÓN: Gracias Dios por mirarnos siempre con ojos de misericordia, no viendo nuestra procedencia ni nuestro historial de pecados. Tú gracia siempre puede más.
PENSAMIENTO: Sólo somos salvos por gracia... sólo somos amados por gracia.
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