lunes, 8 de marzo de 2021

¿PECADOS FEMENINOS?


Le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo del adulterio. Y en la ley, Moisés nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres; ¿tú, pues, qué dices?”                                                                                                                       Juan 8:4-5

En la idiosincrasia de nuestros pueblos tendemos a pensar que determinados pecados adquieren mayor gravedad y notoriedad, dependiendo del género de la persona que los comete.

Si un hombre comete peculado o malversación de fondos es culpable de un delito; si una mujer comete peculado “es un monstruo disfrazado, que ha defraudado a todos, y no merece la más mínima consideración”.

Igual sucede con el adulterio: Cuando el hombre lo comete, “ha sido una travesura que podemos pasar por alto”. Pero cuando la protagonista es la mujer, todo se detiene, e inmediatamente corremos a buscar la piedra más pesada para sepultarla en una muerte social, sin derecho a retorno.

Jesús ya se había referido al adulterio, y más bien había empezado por aquellos “varones moralizadores”, que teniendo las piedras en la mano, pensaban que la gravedad de un pecado dependía del género de la persona. A ellos les dijo: “Cualquiera que mira a una mujer y la codicia, ya ha cometido con ella adulterio en su corazón”.

Finalmente, tampoco pasó por alto el adulterio de la mujer. Al ver su arrepentimiento, exclamó: “¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ni yo te condeno; vete, y no peques más”.

ORACIÓN: Padre, te agradezco porque siempre estás dispuesto a perdonar, no importando el género, condición social, ni magnitud del pecado. Amén.

PENSAMIENTO: Dios no hace acepción de personas, ni al momento de amar, ni al momento de perdonar.

JAIME ECHEVARRÍA

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