“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”. 1 Corintios 15:58
Durante la persecución en Jerusalén,
la iglesia quedó desarticulada en su modelo original. Solo permanecieron los
apóstoles en la ciudad, y la gran congregación tuvo que huir a diferentes
lugares.
Atrás quedó la gran asamblea semanal,
la venta de las propiedades para ayudar a los pobres, la alimentación de las
viudas y la elección de los diáconos.
Todo el paradigma administrativo se
vino abajo repentinamente. Quizás el
pensamiento más común e inconfesable era: ¿Por qué Dios permite tamaña injusticia?
Pero con el tiempo y desde la
comodidad de nuestros sofás pudimos comprender que Dios iba a hacer algo nuevo.
Era necesario que el vino nuevo estuviera en odres nuevos, y que la iglesia
organizacional diera paso a la iglesia orgánica, al Cuerpo de Cristo.
Desde entonces, cada vez que la
iglesia se ha atornillado en la
comodidad de su sofá ha ocurrido algo “extraño e injusto”, y pareciera que
siempre requerimos del transcurrir de los años para entender lo que Dios está
haciendo.
Necesitamos sacudirnos del esquema
institucional, donde los miembros son dependientes, arrullados por los
programas de fidelización y entretenimiento, incapaces de tener comunión con
Dios por sí mismos, siempre niños, siempre inmaduros.
Cuánta razón tenía el Apóstol Pablo,
desde su propia persecución y aconsejando a la distancia: “Sean cristianos
firmes, sean cristianos constantes, siempre creciendo en la obra del Señor, si
su trabajo es del agrado de Dios, jamás será en vano”.
Esto describe perfectamente al Cuerpo
de Cristo, un organismo vivo, que avanzará en la historia a pesar de toda
circunstancia.
ORACIÓN: Padre, permítenos despertar
y entender lo que tú estás haciendo hoy. Perdona nuestra indolencia y comodidad
en medio del dolor de este mundo. Amén.
PENSAMIENTO: Una persona firme es
alguien que no se mueve ni vacila con las eventualidades. Una persona constante
es alguien determinado a hacer la voluntad de Dios, sin variar su intensidad.
JAIME ECHEVARRÍA
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