E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, más dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no subirá navaja sobre su cabeza.
1 Samuel 1: 11
Ana, aunque estéril tenia
mucha fe en Dios, a pesar de que Penina siempre la molestaba (pues su esposo
tenia cierta preferencia por Ana). En aquel tiempo el no tener hijos era una
enorme afrenta y Ana se sentía muy desdichada por ello.
Un día, Ana decide ir al
templo y desnudar su corazón delante de Dios, contarle sobre su desdicha,
pedirle su ayuda y hacerle la promesa de que, si le concedía el privilegio de
tener un hijo, ella lo dedicaría a Dios. No era una promesa fácil de hacer,
imagínense si Dios le llegaba a conceder la promesa, igual tendría que
separarse de su hijo. El sacerdote Eli
la vio orar y la tomo por borracha pues, aunque era sacerdote, no supo
discernir el dolor en el corazón de Ana.
El tiempo paso y Dios se
acordó de Ana, le concedió quedar embarazada de un hermoso niño al que pusieron
por nombre Samuel (Dios escucha), ella no olvido la promesa que le había hecho
a Dios y luego de un corto tiempo, fue al templo a dedicar al niño y dejarlo al
cuidado del sacerdote. Pero Dios al ver que Ana cumplió su promesa le concedió
el tener mas hijos.
Y sin saberlo Ana fue un
instrumento en las manos de Dios, una humilde mujer con una sincera petición de
cuyos lomos salió uno de los más hermosos personajes bíblicos y uno que dedico
su vida al servicio del Señor, de los pocos que no se habla cosas negativas, el
nexo entre los jueces y el reino, y el mentor de David, el mejor de los reyes
de Israel.
Una luz en medio de un
presente sombrío, un anuncio de que las cosas estaban por cambiar, una mujer
usada por Dios sin saberlo, alguien que honro su promesa, un profeta y
sacerdote, Dios moviendo los hilos de la historia.
Oración: Gracias Dios porque escuchas a los quebrantados de
corazón y los usas para que sean parte de tu plan.
Pensamiento: Dios escucho la oración de Ana y por su gracia le
concedió su petición, ella cumplió su promesa y el resto es una hermosa
historia.
Luigi Zelote
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