miércoles, 10 de febrero de 2021

NO MATARÁS




Tengo un familiar al que yo describiría como agnóstico, él se describe como “libre-pensador”, y se acerca mucho a lo que se denominaría como “teología liberal”. Hace unos días note una publicación suya en una red social donde hace publicidad de un libro llamado “Los Pésimos Ejemplos de Dios” de un autor llamado “Pepe Rodríguez”. En esta obra el autor trata de mostrar las incoherencias bíblicas arguyendo que, aún tomando la biblia bajo la premisa de que es la Palabra de Dios, se puede notar muchas contradicciones, de ahí su título de “Pésimos ejemplos de Dios”. Me tomé la molestia de refutarle a mi familiar indicándole que dicho autor no tenía autoridad para escribir sobre la Biblia desde esa premisa, pues desconocía el pensamiento antiguo, la historia antigua, y la teología, pues su profesión era como tal la de periodista, sus demás conocimientos han sido empíricos, y sumándole a ello, es un autor muy controversial por el hecho de recurrir fuentes falsas. Cuando mi familiar hizo una publicación sobre una de las contradicciones como la de donde Dios ordena “no matarás” (Éx. 20:13), pero luego ordena ciertas matanzas, queriendo mostrar que Dios se contradecía, es cuando decidí hacer este corto artículo, pues son muchos los cristianos que desconoce la razón o respuesta a dicha aparente y supuesta contradicción.

Para comenzar, el autor de la obra, aunque dice que hace la argumentación de su libro desde la premisa de la aceptación de la Biblia como la Palabra de Dios, toma la posición de la autoría del pentateuco según la llamada “Teoría Documentaria”. Esta teoría es la que Moisés no fue  el autor de todo el Pentateuco sino que esta colección de libros fue conformada por distintas fuentes: “yahvistas, Elohístas, Deuteronomistas y Sacerdotal”, pero no conforme con esto, va más allá al presuponer que los distintos textos fueron escritos con un fin particular; por ejemplo, adjudica los escritos que llaman “deuteronómicos” a Jeremías y a Baruc bajo las ordenes del rey Josías con el fin de “vertebrar su reino bajo una nueva ideología y una nueva ley”. También dice que el rey Ezequías

para recuperar la autonomía de su país y reforzar su identidad tras su vasallaje ante Asiría, emprendió una reforma religiosa … arrogándose legitimidad en base a leyes y textos de la fuente bíblica denominada sacerdotal, que fue redactada para la ocasión … y que es la responsable de cambios doctrinales y teológicos fundamentales respecto a las tradiciones yahvistas y elohísta anteriores”.

Entonces ¿Cómo puede decir que parte de la premisa de que la Biblia es la Palabra de Dios cuando comienza su argumentación con una teoría que niega que la Biblia sea la Palabra de Dios? Comenzando entonces el autor ya se está contradiciendo.

Pero lo que nos compete en este artículo es lo que el autor, intentando mostrar una contradicción, reclama sobre el mandato de Éxodo 20:13. El autor dice:

Es bien conocido el mandato divino que Dios le dio a Moisés dentro del decálogo y que podemos leer, por ejemplo, en el Deuteronomio: «No matarás» (Dt. 5:17). Pero resulta que el mismo Dios, unos capítulos después, y también bajo forma de ley que recibió Moisés, impuso para su cumplimiento que: «Si un hombre tiene un hijo rebelde y desvergonzado, que no atiende lo que mandan su padre o su madre (...) sus padres lo agarrarán y llevarán ante los jefes de la ciudad, a la puerta donde se juzga (...) Entonces todo el pueblo le tirará piedras hasta que muera» (Dt 21,18-21). Y, sin pretender ser exhaustivos, ese mismo Dios, un poco antes, en Números, le ordenó al mismísimo Moisés: «"Apresa a todos los cabecillas del pueblo y empálalos de cara al sol, ante Yavé; de ese modo se apartará de Israel la cólera de Yavé” (...) Yavé le dijo entonces a Moisés. "Ataca a los madianitas y acaba con ellos (...)» (Nm 25,1-17).”

El autor luego presenta la queja:

“¿No matarás? ¿Palabra de Dios? ¿Cuál es la palabra de Dios? ¿La que prescribió no matar? ¿La que legisló que debía matarse a los hijos desobedientes sólo por serlo? ¿La que ordenó matar brutalmente por empalamiento y exterminar a todo un pueblo? En todos los casos fueron mandatos directos de Dios a Moisés, dados para su cumplimiento inexcusable. ¿Por qué razón debe hablarse sólo del primer mandato divino y callar sobre los otros? ¿Dónde está escrito que las cientos de miles de muertes que relata la Biblia, y que el propio Dios se adjudicó como obra personal, fueron una especie de broma, o de tradición histórica exagerada, y que lo único que legisló Dios fue el «no matarás»? O Dios dijo todo eso y más, o no dijo nada de nada. Los creyentes piensan que Dios dijo todo lo que aparece en la Biblia. Bien. Pues punto en boca... Sólo que, si puede tomarse por divina, literal, cierta e imperativa la frase citada, «no matarás» —así como otras muchas con notable fama entre la grey—, la decencia intelectual y moral de la que antes hablaba obliga a tomar también por tales al resto de palabras, frases y mandatos que, según Iglesias y exegetas, se contienen en la Biblia por ser, precisamente, la depositaria de la palabra cierta, fiable e inmutable de Dios.”

Puedo imaginar la sonrisa “de oreja a oreja” que el autor debió hacer (y junto a él todos los escépticos no creyentes, entre ellos mi familiar) al creer que encontraron un argumento indestructible, irrefutable y que destruye totalmente el cristianismo. Pero no se da cuenta que dicha teoría fue refutada hace mucho y que actualmente la sostienen un número reducidos de personas que profesan la teología liberal

En primer lugar, debo decir que me sorprende la arrogancia de las personas que creen haber encontrado la refutación de una creencia que se ha desarrollado desde el inicio mismo del universo y que, ya hace más de dos mil años, llego a su plena revelación. Un sistema de pensamiento cuyo desarrollo ya se ha enfrentado innumerable veces a este tipo de problemáticas, y aunque estos escépticos se mofan de gran intelectualidad, sus estudios superficiales no les permiten ver que repiten (como loros), argumentos que han sido respondidas durante siglos, no solo una vez, sino muchísimas. Una vez más me afirmo en mi posición de que el diablo no saca herejías nuevas, sino que de tiempo en tiempo “abre su cajón de reciclaje” y lanza una de nuevo para que un incauto pecador la recoja y llene su corazón de orgullo pensando haber refutado el cristianismo.

Lo segundo que diré es que, precisamente lo expresado por el autor, muestra su desconocimiento del pensamiento antiguo, su desconocimiento de la teología, y su desconocimiento del lenguaje Bíblico; y debido a ello, cae en el error de pensar que dichas cosas son afirmaciones. Ante la pregunta del autor se ha de responder: ciertamente TODA LA BIBLIA ES LA PALABRA DE DIOS, tanto la orden de “no matar” como la que se dio a todos los Israelitas de destruir al pecador. ¿Cómo puede ser posible eso? ¿Dios se contradice? Absolutamente no, y desde los tres aspectos que el autor ignora, se da respuesta de por qué no es ninguna contradicción.

Aspecto Lingüístico

Existen palabras que, debido a uso de costumbres culturales, han tomado significados como si fuesen sinónimos, pero que en realidad no lo son, por ejemplo, en Colombia, país donde resido, muchas personas para referirse a un asesinato dicen “lo mató”, o “tal persona mató a tal otra”; pero podemos ver que  en realidad, asesinar y matar no son palabras  sinónimas, por ejemplo, nadie dice “asesine a un mosquito”, o “asesine una hormiga”; así, pues, asesinar conlleva un aspecto inmoral, ilegal y de alevosía, asesinar es tener la mala intención, sin una razón moral justificada, de quitarle la vida a otra persona, mientras que matar es simplemente quitarle la vida a alguien o a algo, pero esta incluye el aspecto de legalidad y moralidad, por ejemplo, cuando un animal está sufriendo mucho debido a una herida mortal y se procede a quitarle la vida para que no sufra, o cuando el campesino cocina un pollo para su sustento, ahí hablamos de muerte, no de asesinato.

Así mismo es en el hebreo bíblico. Para matar existen dos palabras: ratsákj y jéreg; la primera es usada precisamente cuando se habla de un ser humano quitándole la vida a un ser humano sin ningún motivo justificando, la segunda habla de quitar la vida, a algo  o a alguien, pero con algún tipo de condicionante o justificante, como por un accidente, o cuando se ha cometido un pecado; y si se quiere ser un poco más profundo, existen otras palabras que traducen muerte, pero que según el contexto, pueden hacer diferencias, como  la muerte de animales debido al pacto con Dios, por ejemplo.

El caso es que en Éxodo 20:13, así como en Deuteronomio 5:17, aunque las traducciones en español indica “no matarás”, están es traduciendo la palabra ratsákj para indicar que Dios prohíbe que un ser humano le quite la vida a otro ser humano sin ningún motivo, básicamente una traducción más literal sería “no asesinaras”. Pero ¿entonces las muertes que ordenó Dios tenían alguna justificación? ¿Por qué no deberían ser llamados igualmente asesinatos? Esto se responde con los otros dos aspectos que ignora el autor (y muchísimas personas)

Aspecto del pensamiento antiguo

El autor muestra su queja porque Dios ordena la muerte de un joven por “desobedecer a sus padres” o por “no seguir los mandatos de Dios”. El problema es que está asociando su pensamiento moderno al pensamiento antiguo, esto es un anacronismo y, de hecho, de manera paradójica, si él ve estos actos como demasiado crueles e injustos, si él considera el asesinato como un acto malo, es debido a que su pensamiento y moral está, en mayor o menor grado, influenciado por el cristianismo.

Volviendo al anacronismo en el que cae el autor, no solo esta sino muchas veces durante su argumentación entera, el autor desconoce u omite que en el mundo antiguo, en todas las culturas, ofender o blasfemar contra una deidad tenía por sentencia la muerte, incluso a  Sócrates, en la intelectual Grecia, se le condenó a muerte por negar  la existencia  de los dioses griegos, y a muchos cristianos se les condenó a muerte, acusados de “ateos” por indicar que los dioses paganos no eran dioses. Ese era un pensamiento universal, y cada cultura tenía sentencias a muerte por alguna otra cosa, empero, en el mundo judío antiguo, a diferencia de TODAS las otras culturas, no se permitía el sacrificio humano con el objeto de la adoración a la Deidad. En las culturas paganas era muy común y normal el sacrificio humano con el fin de aplacar la ira de los dioses, cosa que fue prohibida por el mismo Dios judeo-cristiano.

Todo nos muestra que en el pensamiento antiguo era de universal creencia que la paga por algunas faltas era la muerte indefectible, variaban era según la deidad, entonces se tendría es que argumentar que Dios era el verdadero, pero la problemática de incoherencia  entre la orden de “no asesinaras” y la de “asesinar por el pecado” (resumiendo) realmente no existe; dicha problemática es del pensamiento actual debido a que hoy día nadie vería como bueno matar a alguien por desobedecer a sus padres o por no ir a la iglesia. Pero entonces esto nos plantea una cosa más ¿Es Dios mutable? ¿Ordenaba antes matar por el pecado y ya no? Esto lo respondemos con el último aspecto que el autor desconoce u omite

Aspecto teológico

Incluyo este aspecto porque todos somos teólogos, en primer lugar, pues el hecho de concebir una idea de Dios, de la creación, del destino eterno, y de cómo se rige el mundo, ya se habla de teología. Pero en segundo lugar es debido a que el autor parte de premisas teológicas: la existencia de Dios, el Dios cristiano como el Dios verdadero, y la Biblia como la Palabra de Dios. Estas tres son premisas teológicas cristianas.

Al mostrar las supuestas contradicciones partiendo con estas premisas como ciertas, el autor cae en el error al desconocer el pensamiento teológico cristiano. Hemos visto que no es lo mismo asesinar que matar, que en el mandamiento de Éx. 20:13 y Deut. 5:17 es básicamente asesinar, que asesinar es matar sin ningún motivo valedero y que en el mundo antiguo se veía como moral y valedero que quien violara algunas leyes, especialmente la blasfemia contra la deidad, el quitarle la vida a una persona. Entonces Dios mandaba a quitarle la vida al pecador un tiempo y luego cambio de parecer y ya no, la respuesta es sí y no.

Miremos por qué digo que sí. Con esto no me refiero a que Dios es mutable y que un día dijo sí y luego cambió su mandamiento, su moralidad y dijo no. Digo que en un tiempo se permitió porque esto era necesario para que el pueblo comprendiera algo, para enseñarle al pueblo algo debido a la “dureza del corazón” que existía. La relevación de Dios fue progresiva y durante ella se permitieron actos que luego no se continuaron, por ejemplo, Abraham tenía por esposa a su hermana, pero luego en el libro de Levítico leemos como Dios prohíbe tal cosa, o en la dispensación de la ley, durante el Antiguo Testamento, se ordenaba el sacrificio animal, pero en el Nuevo Testamento la iglesia, que se formó dentro del seno judío al principio, no continuó esta práctica. Así mismo vemos que en el Antiguo Testamento se ordenaba la muerte indefectible del pecador en varios casos, pero en el Nuevo Testamento no se continuó con esta práctica ¿Por qué? Porque en el Antiguo Testamento era necesario que el pueblo de Dios comprendiera algo que en el Nuevo finalmente comprendió en su plenitud ¿Qué cosa? Lo que se dijo desde el Génesis mismo: La paga del pecado es la muerte, pero no tanto la muerte física, aunque también, sino la muerte espiritual en la condenación a una existencia eterna bajo la ira de Dios; y también mostraba el aborrecimiento que Dios tenía hacía el pecado por ser algo injusto y malo, y lo bondadoso de lo sagrado.

Dado lo anterior, en el Antiguo Testamento, la muerte del pecador era necesaria porque enseñaba al pueblo a buscar ser santo, a alejarse del pecado y desear lo sagrado, pero en el Nuevo Testamento la iglesia, capacitada con el Espíritu Santo, comprendía esto, además de entender que estás muertes eran figuras de la verdadera muerte (la condenación al infierno). Aunque ciertamente no faltaron ejemplo, como el caso de la muerte de Ananías y Safira (Hch. 5:1-11) y la de los que murieron por tomar la Cena del Señor indignamente (1 Cor. 11:27-32).

Esto nos explica entonces que Dios no cambió de parecer, pues el castigo del pecado sigue siendo la muerte (al final todas las personas mueren en algún momento) y los pecadores impenitentes finalmente se encontrarán con la verdadera muerte. La muerte física del pecador no se exige porque la iglesia llegó a la comprensión de lo que apuntaban las muertes ordenadas en el antiguo testamento, y aunque en la historia de la iglesia se ordenó la muerte del pecador y blasfemos en muchas ocasiones, esto se responde es al desarrollo del entendimiento de la iglesia que, aunque santa, aunque tiene un remanente de pecado hasta que el Señor regrese, pero al leer el Nuevo Testamento, se puede evidenciar que en ningún momento se ordena la muerte física del pecador por parte de ningún apóstol. Un ejemplo es el pecador de la iglesia de Corinto, quien tenia por mujer a la mujer de su padre (1 Cor. 5:1), cosa que la ley del Antiguo Testamento condenaba con la muerte (Lev. 20:11), pero Pablo no ordena la muerte, sino que sea expulsado de la iglesia (entregado a satanás) (1 Cor. 5:1-5), y esto se entiende en que se comprendía que no se exigía la muerte física porque esta muerte apuntaba era a una condenación eterna, la misma a la que se refiere Pablo en el verso 5.

Conclusión

Podemos ver entonces que no hay ninguna contradicción, sino que el autor parte es del mal entendimiento, por su ignorancia, de los aspectos lingüísticos, culturales y teológicos de la Biblia, además de su recurrente uso del anacronismo.

La Biblia es la Palabra de Dios, en ella no hay error ni contradicción, por lo cual tiene toda autoridad. Si el lector se pregunta, como posiblemente lo hagan los escépticos, de qué derecho tiene Dios para ordenar lo que es bueno o lo que es malo, o con qué derecho Dios ordena que alguien que no lo siga a de morir, debo decir que para esto también hay repuesta, pero no entraré en este detalle por dos razones: 1. No es el propósito de este escrito, y 2. El autor, como lo mencioné antes, desarrolla su argumentación desde la premisa de la Biblia como la Palabra de Dios, ergo, el Dios cristiano es el Dios verdadero. Estos dos puntos nos dan una respuesta corta: Dios tiene todo derecho porque eso es precisamente ser Dios, es decir, Él es la norma suprema del bien, su ley es la expresión de su ser, su carácter, y cualquier cosa que no esté acorde a su ley (carácter), es malo y por ende pecado.

OSCAR A. ROMERO